Taxi
Asociación Madres de la Candelaria Caminos de la Esperanza
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Imagínese que a mí y una hermana mía salíamos de misa y había un muchacho que le decían el pelao, paró un taxi y no más vimos cuando abrió la puerta y lo entraron allá, se desapareció el pelao”*. Este taxi fue bordado por una mujer buscadora. Hilo a hilo este carro amarillo en el que incluso se ven las placas del vehículo cuenta una historia que se repite en las sentencias judiciales, los transportadores de alimentos, testigos a veces mudos, a veces víctimas de desaparición, desplazamiento y asesinato. El lugar de la violencia es una ruta, es una instrucción, la narrativa que queda es la representación del vehículo amarillo sin conductor, no hay cuerpo pero ésta y otras imágenes que se bordan con hilos de colores y con las manos cansadas son las que permiten “acceder a encuentros y hallazgos antes no revelados, y ello a través de la experiencia estética, a través de las emociones, de los sentidos" **