“Qué cruel fue revivir esas imágenes. Cuando desesperada yo cavaba en esa tumba, mientras te buscaba con el afán loco de encontrarte. Tirando mi amargura en cualquier parte sin nadie que a mí me consolara”*. “La incertidumbre sobre la muerte o la ubicación del cuerpo de un ser querido, deja tanto a los vivos como a los muertos en un estado liminal que puede ser peor que la muerte, una fuente de gran angustia a ambos lados de la gran división”**. El mural del Cementerio la Dolorosa de Puerto Berrío está pintado sobre el muro que separa a los vivos de los muertos, los nombres y apellidos de los ausentes con las fechas de nacimiento y desaparición. En uno de los muros una pareja se abraza bajo una narración “Hermanito hoy te tuve presente en mi memoria”***. Es allí donde están los desaparecidos, el punto liminal del muro que se levanta como un espacio de tránsito entre quienes están y quienes han muerto. Las víctimas buscan señas para identificar a sus desaparecidos, visualizarlos y reclamar la verdad.