“Ahí en San José también por el Bloque Metro, ahí llegaban las personas y las bajaban del bus más arriba del paradero, las metían por un cañaduzal y ni más” *. La interferencia en el transporte era constante, no bastaba controlar las formas de ser de los cuerpos si no donde los mismos se movían. La configuración de una geografía del terror y de unas normas escritas con sangre. La obra de Darío Ortiz muestra los cuerpos apilados en un camión, personas convertidas en cosas y llevadas de un lugar a otro. Hombres jóvenes, hijos, hermanos, mujeres, madres, hijas que “tienen el mandato de detenerse y acatar órdenes, que incluyen bajar del vehículo, presentar papeles, brindar información y responder preguntas. Valga anotar que estos sucesos están atravesados por la puesta en escena de los armados, quienes se sitúan en el retén vestidos de camuflado, portando armas y como inquisidores que definen qué sucederá con quienes detienen en la mitad de los caminos” **.
Referencias
-
Profesional de Derechos humanos de la Alcaldía de Puerto Berrio. Comunicación personal 22 de septiembre de 2021
-
Centro Nacional de Memoria Histórica. (2016). Hasta encontrarlos. El drama de la desaparición forzada en Colombia. Bogotá: CNMH. (p.218)