“Yo quiero recordar a mi hijo como se fue, yo lo recuerdo como él era, no lo quiero recordar así, vuelto migajas”*. La memoria no se da en el vacío, sino que se activa con las pistas de nuestro entorno, recordamos a partir de los elementos que quedan, por ello, la construcción de altares para los desaparecidos y asesinados es tan importante y atiende a la necesidad individual y colectiva de hacer memoria. Los altares adornados de ángeles, vírgenes, santos y elementos personalizados como fotos, prendas, afiches, globos y flores, traen a la mente características particulares del ausente y son testimonio del vacío y la tristeza que viven las familias. Se convierten en referentes simbólicos íntimos dentro de las casas, lugares sagrados del tamaño de mesas, grutas o repisas donde se “recuerda a las víctimas como eran”** y se reafirma desde las salas, los patios y los cuartos del hogar, que los ausentes existieron.
Galería
Referencias
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Teresita. (2020). Comunicación personal Taller Madres de la Candelaria.
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Acompañante.(2020). Comunicación personal Taller Madres de la Candelaria.